Hace algo menos de tres meses, que llegó a mis manos el disco (“No hay drama”) de Pedro. Desde entonces, lo he escuchado en bastantes ocasiones, y en este tiempo se ha convertido en parte de la música que me acompaña cuando voy de viaje, ya sea en coche o en tren.
Quien ha escuchado a Pedro en la etapa previa a la grabación del disco, podría encontrarse, aparentemente, con un cantautor más, pues se ajustaba al perfil: él con su guitarra, canciones de amor, desamor y asuntos varios relacionados con anécdotas propias. A pesar de esto, algo no terminaba de encajar, y es después de escuchar el CD, cuando me doy cuenta que su música acompañada del bajo, que sustenta la armonía y la percusión que regula el ritmo, dan una imagen nueva y más madura, a aquellas canciones que fueron escritas de aquí para allí.
La música que nos presenta, fácil de escuchar, agradable al oído, y divertida en muchos casos por sus ingeniosas letras, es una mezcla de rumba, swing, rock, blues e incluso un tango y un bolero. “Saudade” es la canción donde vemos a un Pedro más grave y profundo, fundamentalmente, por el cuidado timbre de la voz, lo que repercute en una gran expresividad. Especialmente evocadora es “El trago”, que -cual película de Humphrey Bogart- nos lleva al ambiente norteamericano de los años 40.
Invito a todos aquellos que están leyendo estas letras, a que vayan a los conciertos y que escuchen el disco, para que cada uno pueda sacar sus propias conclusiones.Miguel Revuelta Cazorla (guitarrista)
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